Por uma história comparada da Arqueologia Sudamericana
Por: Javier Nastri e Lúcio Menezes Ferreira
En el amplio campo de la arqueología, los estudios acerca de la Historia de la disciplina se han constituido en una fructífera vertiente de producción intelectual. Las iniciales indagaciones sistemáticas en esta línea las planteó el arqueólogo inglés Glyn Daniel, quien publicó, en 1950, A Hundred Years of Archaeology (Daniel: 1950). Daniel escribió y también organizó otras obras sobre la historia de la arqueología europea, que son indudablemente importantes textos de referencia (Daniel: 1967, 1970, 1981); pero sus investigaciones históricas, orientadas por
el proyecto de la epistemologia clásica, se limitaron a una visión internalista de la arqueología. Daniel rastreó la trayectoria histórica de los métodos arqueológicos, los cuales, según el autor, permitieron un progresivo acercamiento a la verdad histórica y antropológica.
En los años 1970 cabe destacar el surgimiento de una mirada más amplia, que escudriñó procesos globales tales como el de las relaciones constitutivas entre arqueología e imperialismo (Gidtri: 1974). Otro hito en el estudio de la historia de arqueología se estableció en 1984, cuando Bruce G. Trigger convocó a los arqueólogos a comprometerse con arqueologías alternativas, adversarias de las fuerzas históricas que promulgaron la institucionalización de la disciplina: el nacionalismo, el colonialismo y el imperialismo (Trigger: 1984). Pocos años después, el mismo Trigger fijó nuevamente un punto luminoso en el ámbito de los estudios históricos de la arqueología, a través de su monumental e influyente Historia del pensamiento arqueológico (Trigger: 1989). El recientemente desaparecido arqueólogo canadiense argumentó en esta obra – que a lo mejor sea una de las más citadas en la bibliografía arqueológica -, que históricamente la Arqueología sirvió a ideologías de clase, ayudando a componer las tramas de la dominación nacionalista, colonialista e imperialista.